martes, 30 de octubre de 2012

EDAD... FACTOR PRONOSTICO DE LA OBESIDAD


La edad a la que es diagnosticado un obeso es de gran importancia, por un lado, siendo la obesidad un enfermedad crónica, para poder instaurar medidas que ayuden al paciente a manejar su patología tratando de reducir los riesgos que dicha condición posee, y por otro lado, porque el comienzo precoz de la obesidad, es decir, durante la infancia, es un factor de mal pronóstico. 

La prevalencia de la obesidad ha aumentado también en los niños y adolescentes, con tendencia a perdurar a lo largo de la vida en un elevado porcentaje de los casos, resaltando la importancia de la prevención como medida terapéutica más eficaz. El ritmo de vida de muchos niños y los estilos educativos de algunos padres favorecen la adquisición de hábitos anómalos de alimentación desde las primeras edades de la vida. Otro problema que se presenta es la dificultad del diagnóstico en edades tempranas. Aun no hay consenso internacional sobre parámetros para diagnosticar la obesidad infantil.

A los niños se les considera obesos cuando sobrepasan el peso correspondiente a la edad y a la talla en un 20 %. La mayoría de los niños obesos lo son desde los primeros años de vida y aproximadamente el 40 % seguirán siendo obesos en la edad adulta.

La obesidad se asocia desde la niñez con otras comorbilidades, de forma que el incremento de la obesidad en niños y adolescentes, al igual que la obesidad en adultos, ha sido ligado con numerosas enfermedades crónicas.

El curso clínico de la obesidad suele ser de tipo crónico, con tendencia a la ganancia continuada de peso cuando el individuo no se trata y a la recaída después de periodos de tratamiento. La obesidad crónica es un factor de riesgo altamente significativo para sufrir enfermedades y para que surjan complicaciones de tipo emocional, derivados del rechazo social que sufre el paciente y los sentimientos de inferioridad e incluso de invalidez que experimenta el individuo de su propia imagen corporal.

La obesidad aumenta la vulnerabilidad para sufrir enfermedades coronarias, angina de pecho, arritmias ventriculares, hipertensión, diabetes, problemas biliares, apnea del sueño, diabetes mellitus, trombosis renales, osteoartritis y algunos tipos de cáncer sensibles a las hormonas sexuales. Representa también un riesgo de anorexia y bulimia nerviosa- La obesidad por lo tanto aumenta la morbilidad y la mortalidad de la población.

El sentimiento de rechazo y discriminación social que suele interiorizarse ya durante la infancia puede perdurar toda la vida. El paciente nota como la sociedad lo designa como diferente y por tanto apartado de los considerados “normales”. La obesidad se convierte en el centro de las preocupaciones del obeso y en el punto de referencia de su sistema de valores, de tal forma que otras cualidades pasan a un segundo plano. Este tipo de distorsión es más frecuente en las obesidades que se inician en la infancia, en las que el niño, y después el joven, no ha contado con el apoyo personal, la aceptación y la ayuda de padres y amigos y sí con las burlas y el desprecio de quienes los rodean.

Diversos estudios que han evaluado la morbilidad y la mortalidad a largo plazo en relación con el peso durante la infancia y la adolescencia, han mostrado que la obesidad infantojuvenil se asocia a un exceso de mortalidad en la edad adulta.

Incluso se han determinado periodos de vida vulnerables para el desarrollo de la obesidad. El periodo prenatal es uno de los tres momentos junto con el periodo de rebote adiposo y la adolescencia. La exposición al hambre durante el embarazo o en edades tempranas y en niños con madres diabéticas influye en el desarrollo de obesidad posterior.

El segundo periodo de aparición de obesidad se sitúa entre los 5 y los 7 años, llamado rebote adiposo. Un rebote a edad temprana, menor a los 5 años, aumenta significativamente el riesgo posterior de padecer obesidad.

Y finalmente la pubertad, la cual es una edad proclive al inicio de la obesidad, en especial en el sexo femenino.

En conclusión, no es recomendable subestimar la importancia de la obesidad en cualquier etapa de la vida, pero menos aun en nuestros niños y adolescentes. Cuanto antes se tomen medidas para modificar las condiciones y conductas que están ocasionando dicha condición, mayor probabilidades de éxito tendremos.


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miércoles, 17 de octubre de 2012

ESTREÑIMIENTO, UN PROBLEMA COMUN


Resulta difícil definir el estreñimiento, pues existe un amplio margen de ritmos intestinales. Existen numerosas definiciones de estreñimiento, algunas generales como la expulsión poco frecuente y difícil de heces y desde un punto de vista más específico podríamos considerarlo como:
 - El sujeto que defeca menos de tres veces por semana, a pesar de que consume una dieta con abundante residuo (fibra).
- Transcurren más de tres días en que no hay expulsión de heces.
- Defecación no satisfactoria por ser infrecuente o la dificultad del paso de las heces o ambas, incluye: Esfuerzo, heces duras o grumosas, dificultad en las deposiciones, evacuación incompleta, tiempo prolongado para defecar, necesidad de maniobras manuales.

El hecho de que existan molestias subjetivas como esfuerzo exagerado, heces muy duras o sensación de vaciamiento incompleto también pueden considerarse estreñimiento. El estreñimiento crónico está muy extendido en la sociedad. Se calcula que un 10% de la población utiliza laxantes de forma más o menos regular.

                Puede ser originado por muchas causas, aunque la más frecuente es una alimentación inadecuada, pobre en fibra y agua, y la falta de ejercicio físico.  Por este motivo es lógico suponer que las recomendaciones para tratar dicha afección van dirigidas a modificar estos factores, lo que se traduciría en un cambio positivo en el estilo de vida del paciente.

Recomendaciones:
- Consumir alimentos con alto contenido de fibra. Esto aumenta el peso de las heces y la frecuencia de defecación, a la vez que se reduce el tiempo de tránsito intestinal.
- Hay que comer más verduras, sobre todo crudas, legumbres y cereales enteros (o integrales).
- Ciertas frutas específicas pueden ser útiles, como el caso de las ciruelas o del kiwi.
- La fruta seca también es una excelente fuente de fibra, aunque hay que tener presente su alto contenido calórico.
- Consumir pan y almidones integrales.
- Aumentar los líquidos de 8 a 10 vasos por día como mínimo (2 litros).  Aunque se ingiera una dieta rica en fibra, si el individuo no la acompaña de abundante agua, no obtendrá el resultado deseado, pues la fibra necesita agua para hidratarse y cumplir su función.
- Los líquidos tibios están recomendados.
- El ejercicio es beneficioso para mantener la regularidad, en especial los que fortalecen el abdomen.
- La dieta debe ser fraccionada para lograr una estimulación intestinal mecánica permanente.
- No intente evitar o retardar la evacuación cuando las ganas de realizarla se presenten.
- Acostumbrarse a evacuar en un momento determinado, a ser posible después de desayunar.

Con respecto al uso de laxantes, casi todas las revisiones y bibliografías coinciden en que son necesarios y útiles, pero en ocasiones esporádicas y específicas, pues el abuso de los mismos, paradójicamente, puede empeorar el problema del estreñimiento ya que el intestino se acostumbra a funcionar sólo cuando existe la provocación. El objetivo del tratamiento es la reeducación intestinal. No es adecuado abusar de laxantes ni de medidas caseras que provocan la defecación rápida (aceite o agua caliente en ayunas). Hay que procurar que los intestinos funcionen solos ayudándolos con mucha fibra, agua, ejercicio físico y horarios regulares.

Si las medidas higiénico dietéticas no funcionan, a veces hay que tomar laxantes. Los laxantes son productos que facilitan el paso y la eliminación de las heces, pero nunca tienen que sustituir a una alimentación rica en fibra. Generalmente se administran por vía oral, y ocasionalmente por vía rectal, y se clasifican según su mecanismo de acción. Están los que incrementan la masa intestinal, los emolientes o ablandadores de heces, los lubrificantes, los osmóticos y los estimulantes.
 
Los laxantes más adecuados son los formadores de masa que contienen suplementos de fibra para facilitar el paso de los alimentos a través de los intestinos. Estos laxantes funcionan igual que una dieta apropiada en fibra por lo que se deben tomar con mucha agua.


Espero sea de utilidad esta información  Y recuerden que todo medicamento, incluidos los laxantes, deben ser prescritos por su medico de confianza evitando así complicaciones innecesarias.